La edición de 2022 del Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo de las Naciones Unidas (UN WWDR 2022), titulado «Aguas subterráneas: hacer visible lo invisible», describe los desafíos y oportunidades asociados con el desarrollo, la gestión y la gobernanza de las aguas subterráneas en todo el mundo.
A continuación, los principales puntos del informe.
La finalidad de esta edición del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2022 (WWDR 2022) es arrojar luz sobre las aguas subterráneas, llamando la atención sobre sus funciones, retos y oportunidades en el marco del desarrollo, gestión y gobernanza de los recursos hídricos de todo el mundo.
Las aguas subterráneas – que constituyen aproximadamente el 99% de la totalidad del agua dulce en estado líquido y están repartidas por todo el planeta, si bien de forma desigual – tienen el potencial de proporcionar a las sociedades ingentes beneficios sociales, económicos y medioambientales, entre ellos la adaptación al cambio climático. Las aguas subterráneas constituyen ya la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico por la población mundial y alrededor del 25% de toda el agua extraída para el riego, con las que se riega el 38% de todas las tierras de regadío del mundo. Sin embargo, a pesar de su enorme importancia, este recurso natural no se suele comprender lo suficiente y por consiguiente, se subestima, se gestiona mal e incluso se sobreexplota. Habida cuenta de la creciente escasez de agua en muchas partes del mundo, no se puede pasar por alto el gran potencial de las aguas subterráneas y la necesidad de gestionarlas con cuidado.
Los desafíos
El agotamiento de las reservas de agua subterránea se produce cuando la extracción supera la recarga. Aunque la variabilidad climática y el cambio climático pueden jugar un papel importante, la mayoría de los casos de agotamiento de las reservas de agua subterránea a largo plazo se deben a la extracción intensiva. El índice global agregado de agotamiento de las reservas de aguas subterráneas es considerable: a principios de este siglo, las estimaciones se situaban entre 100 y 200 km³/año (aproximadamente entre 15 y el 25% de las extracciones totales de agua subterránea).
Hay muchas fuentes antropogénicas de contaminación del agua subterránea: la mayoría de ellas están localizadas en la superficie o cerca de ésta, pero otras inyectan contaminantes en el subsuelo, a veces a gran profundidad. La contaminación agrícola está muy extendida; es una fuente difusa de contaminación que generalmente incluye grandes cantidades de nitratos, pesticidas y otros agroquímicos. La contaminación de las aguas subterráneas es un proceso prácticamente irreversible: una vez contaminadas, las zonas de acuíferos tienden a permanecer con aguas contaminadas. Habida cuenta de la creciente escasez de agua en muchas partes del mundo, no se puede pasar por alto el gran potencial de las aguas subterráneas y la necesidad de gestionarlas con cuidado.
Gobernanza de las aguas subterráneas
Los procesos de gobernanza de las aguas subterráneas posibilitan la gestión y planificación de las aguas subterráneas y la implementación de políticas. La gobernanza se lleva a cabo a múltiples escalas y niveles geográficos, incluido el nivel regional y transfronterizo. La gestión de las aguas subterráneas apunta a la acción y se centra en actividades de implementación práctica y operaciones diarias. Suele llevarse a cabo a nivel micro e intermedio.
Las leyes y la normativa nacional regulan el acceso a las aguas subterráneas, así como las actividades humanas que influyen en la calidad de estas, pero también existen otros instrumentos legales importantes: ofrecer acceso al agua para las necesidades básicas en virtud de los derechos humanos; facilitar el acceso a las aguas subterráneas para el uso de subsistencia y para la producción en pequeña escala; regular el uso de las tierras que dificulta el proceso de extracción y recarga de las aguas subterráneas; y regular la creación y el funcionamiento de asociaciones de usuarios de aguas subterráneas con competencias de adjudicación, monitoreo y vigilancia. Los marcos legales también deben contemplar la protección de zonas de extracción y recarga y de las zonas situadas alrededor de los pozos de aprovisionamiento de agua e incluir normas sobre el rendimiento sostenible, el control de extracciones y el uso conjunto.
Agricultura
Las aguas subterráneas son un recurso fundamental para la agricultura de regadío, la ganadería y otras actividades agrícolas, incluida la transformación de alimentos. Para satisfacer la demanda global de agua y la demanda de la agricultura en 2050, incluido el aumento estimado de un 50% en la demanda de alimentos, pienso y biocombustible respecto a los niveles de 2012, es de vital importancia aumentar la productividad agrícola mediante la intensificación sostenible de la extracción de agua subterránea y al mismo tiempo, rebajar la huella hídrica y medioambiental de la producción agrícola.
Se estima que la contaminación provocada por la agricultura supera a la contaminación provocada por los asentamientos y la industria, siendo el principal factor de la degradación de las aguas de interior y costeras. El nitrato, procedente de los fertilizantes químicos y orgánicos, es el contaminante antropogénico más extendido a nivel global en las aguas subterráneas. Los insecticidas, herbicidas y fungicidas, si se aplican o se desechan incorrectamente, pueden contaminar las aguas subterráneas con sustancias carcinógenas y tóxicas. En África Subsahariana, donde las oportunidades que ofrecen los grandes acuíferos poco profundos están infra aprovechadas, tan solo el 5% del área destinada al regadío utiliza agua subterránea
La evidencia sugiere que las leyes y la normativa para prevenir o limitar la contaminación difusa de las aguas subterráneas causada por la agricultura y sobre todo, la aplicación de dichas leyes generalmente resulta complicada. Las políticas que abordan la contaminación hídrica en la agricultura deberían formar parte de un marco general de política agrícola y de recursos hídricos a nivel nacional, a nivel de cuenca hidrográfica y de acuífero.
Industria
Muchos procesos de producción necesitan grandes cantidades de agua para lavar y limpiar sus productos al final de la producción, para separar los residuos de las sustancias químicas de procesamiento. El uso de aguas subterráneas parar operaciones de refrigeración depende en gran medida de la ubicación y el tipo de industria y por consiguiente, puede variar mucho de país en país. Las construcciones subterráneas, como los túneles, generalmente requieren un drenaje temporal o permanente.
En muchos casos, las minas necesitan un drenaje frecuente o continuo para poder funcionar y existe el riesgo de contaminar los acuíferos locales, que pueden ser una fuente de agua potable. El vertido del agua también plantea problemas para su tratamiento si ha sido contaminada por la actividad minera. No obstante, las industrias del petróleo, el gas y la minería, a través de sus diferentes actividades, también pueden disponer de datos internos amplios sobre la localización y la dimensión de los acuíferos y sus propiedades. Estos datos podrían ser útiles para los hidrogeólogos, los gobiernos y las empresas públicas de suministro de agua.
El sector energético también puede tener un profundo impacto en la calidad de las aguas subterráneas. El carbón utilizado en la generación de energía térmica puede afectar considerablemente a la calidad de las aguas subterráneas, debido a las infiltraciones que se producen en los vertederos de cenizas residuales del carbón. La facturación hidráulica para la búsqueda de gas también puede causar la contaminación de las aguas subterráneas, especialmente de los acuíferos poco profundos. Otras fuentes de contaminación incluyen los residuos del agua de formación, el agua de reflujo y los líquidos de perforación y fracturación.
Cambio climático
Un efecto observado y extendido del cambio climático que influye en la recarga de las aguas subterráneas es la intensificación de las precipitaciones. En las áreas con instalaciones de saneamiento inadecuadas, las lluvias torrenciales pueden arrastrar patógenos microbianos y sustancias químicas a través de los suelos poco profundos a la capa freática. El aumento global del nivel del mar (SLR) ha provocado la intrusión de agua marina en los acuíferos costeros de todo el mundo. Sin embargo, el impacto del SLR en la intrusión del agua marina a menudo es pequeño en comparación con el de la captación de las aguas subterráneas. Los efectos del cambio climático en las aguas subterráneas pueden ser mayores por sus repercusiones indirectas en la demanda de agua de regadío, debido al aumento de la evapotranspiración.
En muchas partes del mundo será necesario recurrir al agua subterránea, a los ríos, lagos y otras aguas superficiales para poder desarrollar reservas hídricas que sean resilientes al cambio climático. Las medidas de adaptación al cambio climático basadas en las aguas subterráneas explotan la capacidad distribuida de almacenamiento subterráneo y la capacidad que tienen los sistemas de acuíferos de almacenar los excedentes estacionales o puntuales. Estas reservas sufren muchas menos pérdidas por evaporación que la infraestructura convencional, como los embalses de superficie.